Júpiter - que en el cielo del Paganismo asoma
con el supremo brillo de la más noble estrella -
de un cisne se depara la forma blanca y bella
por que Leda le embriague de su carnal aroma.
El Espíritu Santo - que la Iglesia de Roma
consagra en la trimurti donde su Dios destella -
por gozar el aroma de la núbil doncella
viste la forma bella de nítida paloma.
La paloma y el cisne! Siempre el blancor alado,
siempre el albor con alas, en inefables curvas,
propicio a los misterios del divino pecado!
Oh cisnes y palomas! Oh pájaros propicios
a Dios en celo! Adoro lo que ignoran las turbas
en vosotros: el alma de los sumos fornicios...
Alfredo Arvelo Larriva, 1883-1934, Venezuela
in "Sones y canciones", Caracas, 1996)